El pasado lunes día 30 asistí a la convocatoria del Alcalde Ballesteros para informar sobre la gestión de ciudad correspondiente a los últimos 10 años. En dicho acto hizo un repaso de su trayectoria acompañado de números y datos más que cuestionables.
En su análisis no hubo ni una sola alusión a los retrasos, las falsas promesas, los bandazos, los incumplimientos reiterados en el tiempo y algún que otro episodio poco claro. Nos dio una versión de su gestión muy lejana de los hechos reales y nos presentó una imagen de una Tarragona muy alejada del día a día de la ciudad.
Diga lo que diga Ballesteros, los ciudadanos sabemos que a lo largo de estos casi 11 años de gobierno, una buena parte de sus propuestas y proyectos se han quedado en “agua de borrajas” y/o en sonados fracasos.
Atónita, me puse a repasar las declaraciones y hechos pretéritos del alcalde y efectivamente, “blanco sobre negro”, Ballesteros vive inmerso en un optimismo que no se ajusta a la realidad. Claro que para el Alcalde seguro que todo esto simplemente son pequeñas anécdotas en su agenda de gobierno. Pero a estas alturas de su dilatada carrera política es muy patente que la autocomplacencia del alcalde no es compartida por muchos ciudadanos que, cada día más, cuestionan temas centrales de su gestión.
Pude comprobar que desafortunadamente vive en un mundo paralelo, ajeno a la realidad de Tarragona y a los intereses de sus ciudadanos. Repasemos algunos ejemplos:
– La obra de remodelación del Mercado Central, proyectada en su realización para tres años y que ha durado diez con enormes gastos y disputas, falta de consenso, cierre de comercios y un sobrecoste importante de 46 millones de €.
– El Banco de España, en los más de diez años que lleva ya en desuso han sido infinitas las propuestas para que recupere la actividad y se frene así su degradación, pero el alcalde sigue desojando la margarita.
– El Jardín vertical más grande de Europa con un costo de 3.3 millones de Euros de todos los tarraconenses está destrozado por falta de mantenimiento. Y la pantalla gigante está fuera de servicio y sigue pendiente su definición y dotación de uso y servicios.
– La apertura al mar en la que prometía desencallar viejos proyectos históricos, como el Fortín de la Reina, la fachada marítima, la dignificación de la estación ferroviaria o la conversión en auditorio del antiguo hospital abandonado de la Savinosa, en primera línea de mar; en “stand by”.
– Los JJMM aplazados y su más que cuestionable gestión con grandes críticas recogidas en los medios locales, autonómicos y nacionales, con el consecuente deterioro de la imagen de Tarragona; una oportunidad pérdida.
– La Ciudad Residencial, cerrada en 2011 por pérdidas en la que el Alcalde propuso un resort de máximo nivel, con dos condiciones: que en el edificio que hay junto a la carretera se reserve un espacio para el centro cívico de Llevant, y que las instalaciones deportivas puedan ser de uso ciudadano. ¿Y este proyecto en qué ha quedado?
– Fórum Justicia: se hace el primer anuncio en 2006. La Generalitat argumenta que no ha dispuesto de presupuesto y el gobierno municipal ha sido incapaz de impulsar el proyecto suficientemente.
– Abandono de los barrios, instalaciones, calles, actos, inversión e inseguridad. Seguimos esperando la ejecución del Plan de choque de Barrios propuesto en pleno por Cs.
– Camp de Mart: mal estado e inseguridad, cero mantenimiento ni arreglos desde hace muchos años.
– Plataforma del Milagro: cerrada desde 2013 por seguridad. A finales de 2014 se aprobó la demolición y finalmente se echó para atrás. En este tema ha habido multitud promesas incumplidas. La última promesa incumplida por parte del Gobierno en 2017: “Para 2018 se incluirá en Presupuestos y obras durante este año (jardín y bares)”. Pasado el ecuador del año 2018 la realidad es que allí viven parte de los sin techo, sin que el gobierno municipal haya hecho nada para encontrar una solución para estas personas.
– Mas Mallol: edificio modernista en desuso desde el cierre Colegio Olga Xirinacs en 2012. Es un bien cultural de interés local que está plena degradación tanto el edificio como los terrenos.
– Casa Canals y Castellarnau: tiene las visitas limitadas, en grupo y concertadas con antelación con escaso horario y personal. Se está estudiando externalización parcial, pero no se ha acabado de concretar nada; otro proyecto a la espera.
– Museo arqueológico: actualmente está anticuado y de manera provisional en el puerto. La reforma está prevista a largo plazo.
– Anfiteatro: este mismo año Cs avisó al gobierno municipal del mal estado del anfiteatro. Desafortunadamente hace poquitas fechas hemos tenido un incidente grave habiéndose producido grietas en el emblema cultural e histórico de la ciudad.
– Incivismo: la factura anual es de 1,6 millones €. Actualmente hay vertederos incontrolados, pintadas, destrozos y el alcalde no propone soluciones claras, eso sí, el Alcalde se niega a retirar simbología política de los lugares públicos y calles de la ciudad desconociendo la Ordenanza de Convivencia Ciudadana (posible prevaricación).
– Rambla Vella: en 2015 el alcalde promete que en 2018-2019 se ancharán las aceras y se reducirán los carriles dándole un perfil más peatonal. No se realizará por problemas presupuestarios. Suma y sigue.
– Comercio: el gobierno municipal contempla como el comercio de la calle Unió, Apodaca y alrededores se está degradando. Día a día aparecen más locales vacíos en la Rambla Nova y resto ciudad.
Más un interminable número de proyectos, presentados e incumplidos uno tras otro sin ningún tipo de autocrítica. Además, los ciudadanos de Tarragona también hemos sufrido con asombro y enorme preocupación:
– El uso indebido de una tarjeta ‘black’ por parte del ex gerente de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) en la que se cargaron gastos por valor de más de 70.000 euros y la defensa y justificación de esos gastos por parte de la Presidenta de la EMT.
– El caso INIPRO y la aparición como investigados por presunta prevaricación, cohecho, tráfico de influencias, malversación de caudales públicos y alteración de precios en subastas públicas del alcalde Ballesteros, la ya exconcejal de Serveis Socials y el exgerente del Institut Municipal de Serveis Socials de Tarragona.
– La imputación de la portavoz municipal.
– La detención del que fuera mano derecha del alcalde Ballesteros, su jefe de gabinete.
– La vinculación familiar y profesional del concejal de Urbanisme, con el proyecto de la Budellera.
Y como colofón y por si fuera poco, últimamente, no dejan de llamar la atención las declaraciones del alcalde en las que se vislumbra un acercamiento a las tesis independentistas. Leo sus declaraciones sobre Torra y la verdad es que no salgo de mi asombro. Para el alcalde, los escritos pretéritos de Torra, incuestionablemente racistas y xenófobos, no tienen importancia por ser “antiguos” y además lamenta que se defina a Torra como racista. Sr. Ballesteros, Torra es un ferviente seguidor de los hermanos Badia y de Carmona y define a los españoles como “bestias con forma humana”.
Para más inri, también recientemente, afirmó que no perdería un solo minuto en los lacitos amarillos, símbolos partidistas que no representan a todos los ciudadanos, ni la pluralidad de la sociedad tarraconense. Y como colofón, afirma que hay que quitarse de encima el 155 y que exigirá que desaparezca de la Constitución. O sea que si los independentistas se empeñan en seguir incumpliendo la ley y de nuevo dan un golpe de estado, ¿qué haremos?
Contradictorio y cada vez más mostrando una irresponsabilidad que empieza a ser muy preocupante. Su alcaldía es un auténtico barco a la deriva. Y parece que se va a presentar de nuevo a la alcaldía de Tarragona. En definitiva confieso que poca sorpresa. El legado del Señor Ballesteros nos deja la realidad de sus acciones, su mermada credibilidad, su eterna ambigüedad y su distanciamiento cada vez más notorio de las necesidades reales de los ciudadanos de Tarragona.
Tarragona merece algo mejor.
Equip de redacció