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Tanto por su interés informativo como por mi admiración por Tarragona, sigo con asiduidad el digital Tarragona 21, que es para mí una referencia de buen periodismo. Conozco además el municipio de Els Pallaresos, que he visitado en dos ocasiones por la relevancia del legado del admirable Jujol.

Ricardo Martín és periodista

Ricardo Martín és periodista

Cuál no ha sido mi sorpresa cuando he leído hace algunas fechas una información en la que el alcaldable de CiU por ese entrañable municipio, Josep Nolla, se manifestaba admirador del dirigente de la izquierda abertzale, Arnaldo Otegui, apareciendo en una foto pública con el cartel de “Free Otegui”.

Las explicaciones del señor Nolla para justificar su sorprendente admiración por un preso de ETA me llenaron de estupor. Resulta que este dirigente de CiU se siente identificado con Otegui -al que considera un “preso político”-, por su posición común, favorable a la independencia del País Vasco y Catalunya.

Más allá del argumento del señor Nolla, que llevaría al absurdo de que todos los catalanes que se sienten independentistas tendrían que apoyar a ETA, me llama la atención la deriva en la que desde hace un par de años se encuentra esa formación –otrora adalid del encaje de Catalunya en España- que es Convergència.

Si resulta que el referente del “convergente” Nolla es Arnaldo Otegui, estamos ante un giro histórico en el espacio nacionalista compartido entre los partidos clásicos del País Vasco y Catalunya. Si hasta hace unos años, el partido “hermano” de Convergència era el PNV, al conocer la posición de Josep Nolla habría que concluir que el partido de referencia en Euskadi es ¡nada menos¡ que Bildu.

Pero, al margen del análisis partidario, inevitable en tiempo electoral, resulta imprescindible detenerse en las cuestiones morales que plantea la defensa del alcaldable de CiU hacia Arnaldo Otegui. Que este histórico dirigente de la izquierda abertzale haya jugado un papel destacable –y positivo- en la derrota de ETA y el abandono de sus acciones criminales, no puede eximirle de responsabilidad en el sufrimiento, el dolor y la injusticia que han padecido millones de vascos y españoles durante muchos años por culpa de la banda terrorista.

Otegui no está encarcelado por ser un preso de conciencia o porque se prohíban sus ideas –independentistas, como las del señor Nolla, evidentemente-; sino porque ha participado en crímenes execrables, acciones violentas y una extorsión permanente a las ideas políticas contrarias a las suyas; que intentaban acallar con el ruido de los asesinatos, los secuestros o las amenazas.

Según el político convergente en Els Pallaresos, el terrorismo está justificado porque Otegui no puede expresar sus ideas. Es lo que dice Nolla en su “muro”, para añadir que él no defiende el terrorismo “en sentido estricto”, supongo que en referencia al terrorismo del llamado Estado Islámico, por ejemplo, que sí sería “terrorismo en sentido estricto”.

Puede ser discutible la defensa armada de los ideales colectivos cuando la represión política o los sistemas dictatoriales hacen imposible la libre expresión de las ideas; pero planteamientos como la independencia de Euskadi (que también defiende, por ejemplo, el PNV) no justifican de ningún modo el terrorismo que ha practicado ETA y la desolación que ha causado en España. Y Otegui, el admirado Otegui para Josep Nolla, tiene sus manos manchadas de violencia terrorista. ETA no es mejor que los asesinos de ‘Charlie Hebdo’ o los secuestradores de niñas inocentes en Níger, en lo absoluto.

Lo que me llama más la atención, y me entristece, es que Nolla no se haya apeado de su entusiasta homenaje a Otegui después de leer las reacciones que han causado sus palabras; aunque lo que me parece verdaderamente devastador es que ese partido –Convergència-, que fue eje de la convivencia en España y garante del constitucionalismo, apoye con su silencio las sorprendentes tesis de su candidato en Els Pallaresos.

¿Está de acuerdo el presidente de la Generalitat y los votantes de CiU en que los ideales independentistas –o secesionistas- pueden defenderse con acciones terroristas?

Ricardo Martín
Periodista