No por esperados, los resultados en la Comunidad de Madrid han dejado de ser sorprendentes. Y lo es, especialmente, por los malos resultados de una izquierda que perdió en todos sus feudos y que acabó arrasado por una ola de libertinaje.
En los manuales de discursos populistas, seguro que el PP de Madrid tendría un destacado espacio. Y es que la libertad que propugnaron no deja de ser puro egoísmo, individualismo, en el que la persona importa más que la sociedad. Si este es el futuro que nos espera, paren el tren que yo me bajo. Libertad no es hacer lo que uno quiera, hay algo que está por encima de todo eso y es el bien común. ¿Si el discurso populista de Ayuso se extendiera, para que íbamos a necesitar una sanidad pública o una educación pública? Cada cuál, con su libertad, se pague aquello que pueda con su salario. ¿Y lo mismo pasaría con los impuestos, para que pagar si no es necesario un Estado del Bienestar? Si cada persona es responsable de aquello que hace y de sus actos, no debe existir una red de protección social pública.
Pero, ¿de verdad estamos dispuestos a apostar por una sociedad en la que prime el individualismo y no el bien común? ¿De verdad estamos dispuestos a llegar a una sociedad en la que no haya ningún sustento para quienes menos tienen? ¿O una red que nos proteja cuando las cosas nos van mal? Si estamos dispuestos a eso, es que ya no hay sociedad que defender, solo el egoísmo.
Yo no vivo en Madrid, pero créanme que no me siento menos libre. He tenido libertad para decidir sobre mi vida, sobre mi futuro, sobre mi trabajo y sobre a donde ir o no ir. Pero, ¿saben para que lo no hubiese tenido libertad? Para estudiar, si no fuese porque en esta sociedad que hemos creado, hay una cosa que se llama Estado del Bienestar, al que contribuimos con nuestros impuestos y que ayudan a gente como yo, hijo de trabajadores, a poder ir a la universidad con una beca. Les debo dar las gracias, a todos y cada uno de los que ayudaron a cumplir mi pequeño sueño, gracias a su contribución. Ahora me siento responsable de aportar todo aquello que aprendí para contribuir al enriquecimiento del país. Me gustaría muy especialmente que la gente más joven leyera este artículo. Todas y todos aquellos que se han visto deslumbrados por una dirigente, que en su ya más que habitual irresponsabilidad, les ha dejado salir de fiesta o ir a un bar, mientras las UCIs de los hospitales madrileños se llenaban día tras día. Me gustaría que reflexionaran sobre cómo se les ha inculcado un discurso en el que no importaba el número de contagios, ni siquiera el de fallecidos por COVID, solo ha importado su individualidad.
Y me gustaría que, por último, reflexionaran sobre otra cosa. Ayuso ha sido de las pocas dirigentes autonómicas que no ha dado ayudas directas a la hostelería, pero no lo ha hecho porque no los haya cerrado. No lo ha hecho porque sus continuas bajadas de impuestos a los más ricos, ha dejado sin recursos suficientes a la Comunidad de Madrid, y pronto veremos recortes en la sanidad y en la educación. Pero en el paraíso de la libertad, quién quiera recibir atención sanitaria básica o una educación de calidad, que se la pague. Un día despertaremos, y la libertad será un egoísmo imparable.
Equip de redacció