Se veía venir y sucedió. El equipo de gobierno de Vila-seca, a pesar de contar con mayoría absoluta, ha sido incapaz de sacar adelante sus cuentas antes del día 31 de diciembre, contraviniendo lo que establece el punto dos del artículo 169 del texto refundido de la ley reguladora de las haciendas locales. Así pues, el consistorio tendrá que sacar adelante sus cuentas a lo largo del ejercicio al que estas deben servir de guía cuando la ley -y la lógica- indican que no deben aprobarse más tarde de diciembre del año anterior alejercicio en que debe aplicarse.
Si bien esta puede ser una situación comprensible en gobiernos en minoría, resulta insólito que un gobierno que no precisa de necesidad alguna de alianzas, sea incapaz de sacar adelante sus presupuestos. De hecho, gobiernos muy en minoría, como por ejemplo el de Barcelona, ha sido capaz de sacar adelante su presupuesto en el plazo legalmente establecido, mediante una moción de confianza vinculada a la aprobación del presupuesto.
Esta absurda situación es claramente nefasta a nivel de gestión política puesto que acarrea importantes perjuicios al conjunto de la ciudadanía.Esto es así debido a que, al iniciarse el ejercicio económico sin que haya entrado en vigor el presupuesto correspondiente, se considerará automáticamente prorrogado el del anterior, con sus créditos iniciales, implicando claras demoras en las inversiones, en la concesión de subvenciones a entidades y en la concesión de ayudas de urgencia social, por poner tres ejemplos de extrema gravead.
Lamentablemente todo indica que un año más las entidades culturales, vecinales o deportivas, que tan buenas acciones realizan en el municipio, tendrán que vérselas canutas en términos financieros, como consecuencia de una mala gestión política. Más grave aún es el caso de las personas con necesidades socioeconómicas, que padecerán demoras en el recibo de las ayudas de urgencia social. Esperemos que este año, al menos, las entidades no se vean contaminadas por parte del equipo de gobierno con falsas acusaciones dirigidas a los partidos de la oposición.
Por más que pretendan echar balones fuera, por más que quieran expiarse de toda culpa, no existen excusas convincentes a este desatino. Atribuir el problema al departamento de intervención, tampoco es la solución. En términos deportivos, de hecho, equivaldría al caso del equipo perdedor que culpa al árbitro por no conseguir los resultados esperados.
No voy a ser yo quien niegue que, tradicionalmente, el gobierno de Vila-seca ha presentado sus cuentas con tiempo, en forma y con solvencia. Pero, a lo largo de esta legislatura, están apareciendo los achaques.Los años pasan factura y, tras más de tres décadas gobernando, empieza a acusarse cierto desgaste y dejadez en cuanto al cumplimiento de sus funciones. Estamos cerca de entrar en la tercera década del siglo XXI, no se puede seguir gobernando usando el mismo método de finales los años 80.
Quizás sea el momento de una retirada a tiempo. Quizás toque dejar paso a otros equipos, más y mejor formados, que sepan plantar cara a las situaciones de los tiempos que corren. Sabia nueva para los tiempos que vienen.
Equip de redacció