En el último pleno de abril el Parlamento de Cataluña ha debatido una moción de Ciutadans sobre las actuaciones del gobierno de la Generalitat en la provincia de Tarragona. El texto sometido a debate también contaba con aportaciones interesantes del PSC y de CSQP, únicos grupos que presentaron enmiendas. La moción pretendía impulsar la acción del gobierno en Tarragona con cincuenta y cuatro medidas agrupadas en nueve ejes concretos: reactivación socioeconómica y lucha contra el paro; transporte e infraestructuras; río Ebro y defensa del Delta; turismo; industria y energía; agricultura, ganadería, pesca y medio ambiente; salud, educación y servicios sociales; políticas del agua; y Tarraco capital romana.
Entre las peticiones al gobierno estaban, por ejemplo, medidas urgentes y concretas para la reactivación económica y la lucha contra el paro en el Baix Penedès y en las Terres de l’Ebre; o la implicación activa de la Generalitat en el ERE de rescisión de contratos de la empresa Bic Graphic, que afecta a 169 trabajadores entre el centro de Tarragona y el de La Granada. No se puede decir que el conjunto de las medidas incluidas en la moción de Ciudadanos fueran la solución definitiva a todas las cuestiones que, en mayor o menor medida, preocupan a trabajadores y empresas y a la ciudadanía en general. Pero sí cabe afirmar que todas y cada una de las medidas propuestas son viables y razonables y vienen a paliar, cuando no solucionar, algunos de los problemas más acuciantes en la provincia.
Sin embargo, tanto la coalición que conforman la antigua Convergencia y Esquerra Republicana como la CUP, su socio preferente para la secesión, se han limitado a descalificarla en todo el proceso de tramitación de la moción, principalmente por su referencia explícita a la provincia de Tarragona. Se han limitado a cuestionar una denominación administrativa y a cargar contra la moción por referir sus propuestas a ese ámbito territorial. Como si el fondo de la cuestión no fuesen las situaciones y problemas a los que se pretende dar solución. Como si no estuviéramos obligados a servir al interés general de todos los ciudadanos de Tarragona. Como si fuese más importante la división administrativa del territorio que los derechos de los ciudadanos que lo habitan y los servicios esenciales que hay que prestarles desde la administración de la Generalitat.
Realmente no nos sorprende. Estamos cansados de ver, pleno tras pleno, día tras día, como Esquerra y Convergencia hablan más de territorio y de derechos históricos que de los derechos individuales e inalienables de los ciudadanos de Cataluña. Nosotros preferimos servir a todos los catalanes, en igualdad, atendiendo a sus necesidades y derechos, desde la lealtad institucional.
Lo que ha hecho la coalición de Junts pel Sí en este pleno ha sido darle una bofetada a la oposición en la cara de los ciudadanos de Tarragona. Y demostrar una vez más que, en muchas cuestiones esenciales, están juntos por el no.
Equip de redacció