La RAE define ‘a la deriva’ como ‘navegar o flotar a merced de la corriente o sin dirección o propósito fijo a merced, en este caso, de las circunstancias’. Me vienen a la cabeza varios gobiernos a los cuales se les puede aplicar la definición.
Debemos hablar de la deriva del tiempo porque los hechos acontecidos en los últimos meses, han hecho que la deriva del gobierno municipal vaya en otra dirección. Del primer mandato de una confluencia de izquierdas, a un segundo con un sibilino pacto con la derecha, y por fin, a la tercera va la vencida. La votación de presupuestos y las reacciones al último auto del caso Inipro han podido dilucidar un pacto más que visible en la ciudad. La deriva del tiempo, qué cosas tiene…
El tiempo en el que la formación del ex president Mas lograba arrasar con 60-70 diputados en el Parlament de Cataluña ha pasado; hoy necesita ir de la mano para sacar 10 diputados menos. Del nacionalismo moderado, de declarar que la independencia era un mito obsoleto y que eso no valía la pena, a ser el primer mártir del ‘Procés’. La deriva del tiempo, qué cosas tiene…
Por no hablar de aquella época en que Podemos era Venezuela y representaba al ‘Chavismo’ más rancio, según Pedro Sánchez, claro. Y ‘donde dije digo, digo Diego’. Ahora parece ser que forma parte de las fuerzas del cambio o de un futuro gobierno progresista. La deriva del tiempo, qué cosas tiene… ¿Verdad?
Todos estos gobiernos, comparten un denominador común: la definición exacta de la locución adverbial ‘a la deriva’ que he mencionado antes. Sin proyecto, sin rumbo, sin una definición clara. Por ello, no hay que hablar de la deriva del tiempo sino del tiempo a la deriva.
Ángel Guillen
Equip de redacció