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Entre Cataluña y Valencia hay el mayor tráfico de mercancías y de personas de toda España. Cualquier país del mundo avanzado hubiera conectado estas dos dinámicas regiones de la península con autopistas en condiciones y dos carriles de ferrocarril para mercancías más otras dos para viajeros. Naturalmente, con ancho de vía europea, no olvidemos que vivimos en un rincón de Europa. España es diferente, no se rige por criterios económicos, se rige por criterios de poder.

Carles X. Gómez, coordinador de l’ANC Tarragona

Cualquier padre está orgulloso cuando un hijo suyo tiene un gran futuro por delante. El corredor del Mediterráneo traería a nuestros puertos las mercancías procedentes de Asia que nos darían no solo la oportunidad de incrementar nuestra logística, sino de crear industrias transformadoras de estos productos antes de enviarlos a Europa. Pero aquí, el padre tiene celos. No quiere que su hijo sea más próspero que él y evita invertir para que no despegue.
De nada sirve argumentar que si somos más prósperos, todos nos beneficiaremos, no escuchan. Siguen construyendo estaciones y vías de cercanías en Madrid ( más de 80 km.), ni un solo kilómetro en Catalunya.

Así, a pesar de sus posibilidades, los jóvenes catalanes han de marchar a trabajar fuera del estado porque no se cuidan nuestras industrias. Jóvenes preparados que están aprovechando otros países. Pero eso sí: ha comenzado la operación diálogo. Hasta ahora simplemente no se realizaban las inversiones presupuestadas y no se daba ninguna explicación. Ahora viene el ministros Iñigo de la Serna para decirnos que un ridículo tramo de una única y ridícula vía no se va a ejecutar . Que ya se hará.

Cuando un padre no cubre las necesidades de su hijo, este simplemente tiene que abrir la puerta de casa y marcharse para conseguir su futuro. España no permitirá jamás que el peso económico del Estado se traslade al Mediterráneo. Las inversiones tendremos que hacerlas nosotros con todos los sacrificios que hagan falta para que la mejor generación que ha tenido este país pueda volver a casa y sean el motor de nuestro desarrollo económico.
Y que no envíen más ministros a dialogar. Sus mensajes darían risa si la situación no fuese tan dramática. Es lo que en castellano llaman “diálogos de besugos”, y no aportan nada.
Solo la independencia nos dará la posibilidad de trabajar duro para poder defender nuestros intereses. Y eso aquí, lo sabemos hacer todos. Los independentistas y los que aún no están convencidos pero que están igual de perjudicados.

Carles X. Gómez, coordinador de l’ANC Tarragona