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Jordi Mas, con el libro. Foto: Cedida

Jordi Mas Rabassa (Barcelona, 1962), afincado en Constantí, publica ‘Cicatrices de agua’ -Uno Editorial-, un conjunto de tres relatos de alta intensidad. Mas es titulado en dibujo y pintura por la Escola Massana (Artes y Oficios), y también titulado en distintas ‘formaciones inútiles’ hasta el momento, por parte del INEM, todavía no desarrolladas, como él dice. ‘Nómada por vocación’, ha viajado por todo el mundo, realizando una extensa obra plástica que ha derivado en la creatividad gráfica, desarrollada como profesional desde hace algunos años.

Distintas exposiciones de obra plástica y una extensa lista de colaboraciones gráficas en medios de comunicación nacionales e internacionales, pasando también por producción editorial, le definen como un auténtico mercenario del píxel y el vector. Siempre dispuesto a afrontar cualquier desafío creativo.

La afición por la escritura

La afición por la escritura es una de sus facetas más personales que ha ido evolucionando a lo largo de bastantes años y en un proceso de recopilación de distintos de textos, dormidos desde el año 2010, el autor ha aprovechado el tiempo de confinamiento para prepararlos y pasar al nivel de su publicación, agrupándolos en este libro.

Con una experiencia vital muy fluida, la descripción de los personajes de ‘Cocatrices de agua’ tiene un directo paralelismo con su vida privada, plasmando de manera muy cinematográfica, muchas escenas personales que se mueven en una compleja realidad, adornada en distintos casos por una dosis de elaborada ficción. En resumen y citando una frase de Peter Kaldheim: “Nunca dejé de soñar, que podía ser mejor de lo que era”. “Deseo que todas las personas que lean este libro, además de disfrutarlo, puedan encontrar alguna afinidad con el mismo, por mínima que sea, que les pueda hacer sentir que están en este mundo por algún motivo ya que del resto se encarga el mismo sistema en el cual todos nos encontramos sumidos, sin tener ninguna posibilidad de escapatoria”, afirma.

El primer relato lleva por título ‘El náufrago insistente’. Se compone de diez capítulos donde se narra la historia de Eduardo Domingo Gómez, que al crecer en un ambiente familiar sin ninguna lógica estructurada y sin valores que practicar entre sus componentes, se ve sumido en una soledad desgarradora, donde la supervivencia animal será algo mejor que la propia existencia del protagonista. Y deseando integrarse en una sociedad que en el fondo no le acaba de convencer, crea un personal grupo compuesto por aquellos iconos que rechaza y que a la vez también desea, su macabro: Club social de amistades.

El segundo relato, ‘La geometría imposible’, se compone de trece capítulos donde se narra la historia de Antonio Sánchez Cuerdas, un afiliado
a la vez que empleado, del Sindicato Obrero Estatal, donde se da cuenta de que el concepto de la izquierda se le está quedando muy grande. Y muy desencantado por como se mueve su sindicato, decide denunciar una serie de hechos corruptos que se desarrollan dentro del mismo. Hecho que
le costará la vida junto a la de su familia.

En el relato aparecen unos ítems muy relevantes que paralelamente al personaje, hacen que fluya en un entorno de gran intensidad donde un periodista de investigación sin escrúpulos, distintos tipos de policías, algunos corruptos y otros no, un técnico informático que es mucho más que eso y un sicario de origen ruso, se unen de un modo azaroso para intentar resolver un caso que parece no tener final.

El tercer relato, ‘Oscura Delicatessen’ está compuesto de once capítulos y describe la compleja situación de un cocinero de alto nivel, Emilio Rodríguez Pérez, que se queda sin trabajo y después de dar muchas vueltas sin encontrar un empleo digno de su profesionalidad, acaba cocinando de manera obligatoria para una oscura red de personajes que disfrutan del canibalismo como negocio y como estilo de vida sin tener escapatoria.