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Óscar Molero Espinosa

Óscar Molero Espinosa

Los revolucionarios han sido perseguidos desde siempre por el recelo de poder llegar a convertirse en héroes. Personajes insurrectos capaces de modificar comportamientos de sumisión arraigados por ideales manipulados por una directriz estranguladora hacia la dominada masa común. Hoy, más que nunca, precisamos con urgencia de esos rebeldes con causa y liderazgo que, entre nosotros, se encuentren dispuestos y capacitados para llevar al fin, y al cabo, un macroproyecto sin presupuesto llamado “Cambio”.

Se precisan “evolucionarios” que paralicen de una vez el desasosiego petulante de infelicidad que pulula por nuestras silenciosas calles. Alguien que equilibre la riqueza a través de la ley del esfuerzo y tenga en consideración la necesidad tanto como la igualdad de oportunidades. Alguien que haga factible el ofrecer posibilidades sin excusas. Alguien que sepa detectar, crear e implantar proyectos generadores de supervivencia colectiva. Alguien que cubra a la miseria ante la demasía. Alguien que además de justo, sea humilde e invierta en la sencillez llevadera del valor.

Alguien que destrone la política como poder supremo e intocable y requiera los bienes aglutinados de las malas intenciones. Alguien que movilice el paro y corte las colas de los lagartos. Alguien que consiga que todos los ancianos y dependientes estén cuidados sin preferencias ni preferentes. Alguien que motive a la juventud con la ilusión de trabajar para vivir y minimice las carencias esparciendo las fortunas.

Alguien que tase sin precio la enferma sanidad y centre la educación como derecho. Alguien que sepa evolucionar a la sociedad al ritmo de la certeza y del estudio sostenible y razonable. Alguien que se ocupe de ocupar la dignidad de los talentos y recompense los esfuerzos y la voluntad. Alguien que priorice los objetivos de las mayorías. Alguien que sacuda la paja del trigo y ablande a los caros caraduras. Alguien que desarrolle la objetividad y no haga esperar al desespero. Alguien que elimine la corrupción con ejemplos contundentes. Alguien que ponga orden en el congreso de los imputados y derroque a todos los partidos por la mitad.

Alguien que ponga a los monarcas frente a los presidentes y les pregunte si esto es real o tan sólo presidencial. Es hora de echar el freno a los deberes y acelerar hacia nuestros derechos. Contra antes lleguemos al fin de esta suciedad desubicada, antes podremos de nuevo ser y estar felices. Aunque el horno no esté para bollos, la revolución de la masa puede hacer que el pan salga mañana del molde. El miedo, la necesidad y la conformidad pretenden que sigamos siendo una suciedad desorientada.

Óscar Molero Espinosa