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Óscar Molero

“Querer es poder que no poder es querer”

Dar servicio es una de las acciones más reconfortables que un ser humano puede realizar y tener en nómina la posibilidad de poderlo ofrecer es sin duda toda una oportunidad que debería ser sólo motivo de recompensa. Todavía hay quienes confunden oficios y pretenden que los políticos mediquen o adivinen, incluso protagonicen, cuando entre comillas y entre la gente, “tan sólo” deberían preocuparse y ocuparse de gestionar adecuadamente los recursos naturales, y los producidos, para que una sociedad fluya ordenadamente procurando y disponiendo una mejora creciente a las personas que la componen.

Como gestores del “haber” y de su búsqueda e implantación, es vital que diagnostiquen las inquietudes, implanten las ideas y amortigüen las necesidades que se cuecen por el conocido e inmediato alrededor para que el anónimo voto visione la buena intención política que le diferencie y ayude a decidirse entre la sospecha del humo verbal que arrastra la sombra del personaje político actualmente. Hoy en día no hay mejor elección del gestor de los asuntos que afecten a nuestra inmediatez.

Desgraciadamente hay oficios en el que el desempeño diario carece de valor, que no valores, sin un resultado final en positivo y la ocupación a la política es una de ellas. De buenas intenciones se nutre la demagogia y fracasa el charlatán. No hay mejor político que el que no espera a que lleguen a su consulta las intenciones ni peticiones sino el que busca la idea y promueve, y detecta la carencia y nutre con eficacia. Ser político puede ser realmente un regalo y no hay que confundir entre ser servicial y dar servicio.

La amabilidad empática no es más que una forma de muestra, al político se le ha de exigir una finalidad demostrada, es decir…eficacia probada. Propuesta, hecho y supervisión deben ser los tres exámenes con nota que han de aprobar tras la aprobación del electorado, en caso de suspenso …política mente incorrecta….

Óscar Molero

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